Cuando era un enano mi hermano mayor solía exclamar ¡ÑU! como modo de sorpresa ante algo inesperado, espectacular, etc. Ni que decir tiene que -por mimetismo- yo hacía lo mismo. Y es que siempre hemos hablado bien, y aunque no sea incorrecto decir 'co*o' u 'hos*ia' (ambos términos se encuentran en el diccionario, y todos entendemos lo que quieren decir), su uso en según qué contextos suena grosero, es malsonante. Curiosamente yo no me cuestionaba qué era eso de ÑU, simplemente era una palabra corta a la cual recurrir. Ya mayorcito y gracias a profesores y/o educadores -que nos enseñan a golpe de látigo-, aprendí que el término hacía referencia a un antílope propio del África del Sur, que parece un caballo pequeño con cabeza de toro...
Hace no mucho las únicas formas que teníamos de escuchar música rock era gracias a programas de radio especializados (por ejemplo, La Emisión Pirata) o las migajas que caían por televisión (Aplauso, Tocata, A Tope, Plastic). Internet no existía, al menos no a nivel usuario. El método alternativo era conocer a alguien con quien pudieras intercambiar material. Yo tuve suerte: tenía un colega con el que compartía gustos musicales. Y mire usted por donde, uno de sus grupos intocables se hacían llamar ÑU, de quienes tenía todos sus trabajos originales. Siempre hablaba de ellos a cualquiera que le quisiera escuchar. Incluso se había desplazado en varias ocasiones junto a un primo mayor para verlos en directo. Me prometió grabarme sus discos en cintas de casete, sin embargo coincidió que por aquel entonces un tío mío me regaló un plato giradiscos, el primer tocadiscos que tuve. No se me ocurrió mejor forma de 'estrenarlo' que con un vinilo de ÑU...
El problema es que esos vinilos nunca llegaron a mis manos. Tanto era el amor que profesaba por sus ÑU que mi amigo siempre me daba largas, hasta que un día ya no tuvo más remedio que decirme: "Tío, ya sabes que te presto todo lo que quieras, pero los ÑU ni de coña, es de lo mejor de mi vida". A partir de entonces me prestó más música que nunca. Incluso muchos vinilos que le dejaban, me los pasaba a mí antes nisiquiera de escucharlos él, seguramente era su forma de 'compensarme'. ¡Ojalá hubiera seguido yo su ejemplo y no hubiera prestado tan alegremente mi colección de discos de Siniestro Total que un sinvergüenza nunca me devolvió!
Cuando reuní el dinero suficiente decidí empezar mi propia colección de vinilos. Un día que fui a un famoso hipermercado encontré en series medias los dos primeros trabajos de ÑU y el homónimo primer disco de Boston. Por el mismo dinero que me costaba un disco de actualidad me compraba dos, así que mi única duda era cuál descartaba. Al final compré el de Boston y el "A Golpe de Látigo" de ÑU.
De las cosas más maravillosas de los vinilos -sonido a parte- eran esas fenomenales portadas a gran tamaño y, si tenías suerte, en el interior venía(n) una(s) hoja(s) con las letras de las canciones en un tamaño adecuado y los créditos del disco. Sin embargo con éste no podías gozar ni de lo uno ni de lo otro (¡ya era mala suerte!), algo que no era exclusivo de ÑU, ya que ChapaDiscos (tal y como reza en la contraportada, 'Una División de ZAFIRO, S.A.') era bastante cutre también en estas cuestiones, pero nadie se quejaba, bastante parecía ya el hecho de que se atrevieran a publicar discos de rock en español.
Hoy en día, gracias a la Wikipedia, me he enterado de que "debido a la falta de presupuesto para la realización de la portada del álbum, José Carlos Molina recurrió a una marca de ropa vaquera que financió la portada del disco a cambio de que Molina luciese una sudadera con el nombre de dicha marca en la mencionada portada ". La portada es ciertamente espantosa y no es que hable sólo a nivel artístico, es decir, no es que sea exclusivamente una cuestión de gustos, no... ¡Es que es un montaje pésimamente hecho! ¡Se nota que el recuadro de la foto de José Carlos Molina es de distinto tono del resto de la portada! Aún encima algún 'ilumninado' decidió plantar un código numérico en la esquina superior derecha (esto parece que fue eliminado en ediciones posteriores). En la contraportada destaca una fotografía pequeña en lo que debió ser un concierto del grupo con el Molina vestido de juglar extrayendo notas de su flauta.
'Entrada al Reino' abre a modo de instumental el disco. La primera vez que la escuché comprendí que le fascinara tanto a mi amigo, ya que musicalmente eran muy buenos, fueren quienes fueren los músicos que participaban en el disco. Sin solución de continuidad, la canción se funde en el segundo corte, el que da título al disco, 'A Golpe de Látigo' ... ¡¡¡Ay, Dios mío!!! Una voz lastimera me puso de los nervios, queriendo que la canción acabara cuanto antes... Si, por lo general, los temas que suelen dar título a los discos son de lo mejorcito de ellos, entonces con la actual mal pintaban las cosas. Musicalmente hablando no había nada que objetar, pero esa voz gritona no se podía soportar. Quise pensar que era una interpretación un tanto extremista del cantante, aullaba como dolorido como si realmente alguien le estuviera flagelando, de hecho el sonido del látigo también se oye en la canción. Hasta parecía lógico que en la siguiente canción, 'A la Caza de ÑU' , siguiera con esa interpretación tan dolorosa. Sin embargo, a lo largo del disco habría más momentos similares y ya no estaban justificados. Las composiciones están muy bien, las canciones pueden resultar muy bellas instrumentalmente, pero me cachis, esa voz...
Curioso caso el de José Carlos Molina, un personaje carismático con grandes dosis de narcisismo y egolatría. En su prepotencia había llegado al punto de salir a un escenario, decir "qué público más paleto tengo, no os merecéis mi arte" y a continuación negarse a actuar. No es de extrañar que alguien tan afable como Rosendo Mercado acabara harto del 'genio' y abandonara la nave. Sin embargo, este hombre despierta pasiones inigualables -como la de mi mencionado colega- y aún hoy en día mantiene vivo el grupo, que ya cuenta con 38 años de existencia, lo cual los convertiría automáticamente en respetables leyendas si fueran un grupo yanquee. ÑU, como todos sabemos, es José Carlos Molina, es decir, el 'grupo' es él, los demás músicos vienen y van, de hecho, el propio cantante se refería al grupo en términos de "ÑuServatorio" (en la época en que la academia de música "Rockservatorio" de Hermes Calabria estaba en pleno apogeo). Y la coña no está falta de muchas dosis de realidad, baste con decir que por el grupo han desfilado músicos tan conocidos como Rosendo, Enrique Ballesteros, Jerónimo Ramiro, Chiqui Mariscal, Miguel Ángel Collado, etc.
Con el paso de los años, Molina ha aprendido a cantar, aunque ya en este disco apuntaba maneras, de hecho en la siguiente canción -la que cierra la cara a-, 'El Flautista' , canta más relajado, nada que ver con sus gritos anteriores de cordero degollado. Lo que es más: esta canción es un clásico no sólo del grupo sino de la historia de la música en español. Este tema ya lo conocía yo aunque en el momento de comprar el disco no me sonaba el título. ¡Anda que no he agobiado yo a la peña silbando la melodía - y aún lo sigo haciendo!
Por contra, la cara B comienza con la canción lenta 'La Galería' , que aunque no sea nada de otro mundo, al menos ya la conocía (lo cual motivó que me decantara por este vinilo): En las Navidades del 86 ó del 87 me había comprado en cinta de casete el recopilatorio "Grandes Baladas Heavy, Vol. 2", el cual incluía esta canción de ÑU junto a algunas de mis favoritas: 'Siempre Estás Allí" de Barón Rojo , 'Fuego Prohíbido' de Pánzer y 'La Generación Perdida' de Asfalto .
Las dos canciones anteriores son las que te hacen meditar por qué ese tono tan 'lastimero' de Molina de nuevo en la siguiente canción, 'Velocidad' . Si lo justificamos por la temática de la canción incluso podría aceptarse aunque sea tan poco afortunado, a mi entender, claro. Sin embargo el motivo tiene que ser otro. ¿No sabe cantar y punto? Podría ser, pero entonces habría que contar como excepciones 'El Flautista' y 'La Galería'. A diferencia de lo que ocurre con el primer disco, cuando el ritmo es más rápido es cuando no encuentra otra forma de afrontar la parte vocal de la canción, y es una pena, ya que con ello lo que consigue es destrozar el conjunto, sin duda por ello el grupo no ha triunfado como debiera, y dentro del rock español a Molina se le tacha de un Ian Anderson de segunda. Pues con la siguiente canción, 'La Llegada de los Dioses' , a mí me parece que el grupo juega en 1ª divisón junto a Jethro Tull. De hecho esta canción fue un shock para mí en su primera escucha. Contiene un riff de esos monolíticos que resultan tan adictivos, además cuenta con la ventaja de poseer una letra pequeña, disfrutando más de la magistral parte instrumental. En este tema tenemos una información mínima: en la contraportada, debajo del listado de canciones para las caras a y b aparecían tan solo los nombres de José Carlos Molina y Eduardo García, indicando que éste era el autor de la canción. Todos sabíamos quién era el Molina, pero del segundo ni papas. Por aquel entonces nisiquiera mi colega sabía de quién se trataba: "Será hermano de Jose María García"... lo cual fue acompañado de mi risa, ya que yo pensaba en el -por aquel entonces- popular periodista deportivo. Claro, se refería a 'Sini' el guitarrista del primer disco de ÑU, "Cuentos de Ayer y de Hoy", pero esto no lo supe yo hasta años después. En un disco compuesto íntegramente por Molina, el hecho de que el citado Eduardo García consiguiera colar una canción tenía un mérito tremendo, y no era de extrañar porque sin duda es lo más brillante que contiene, con un trabajo de guitarra magnifico durante los seis minutos que dura. Hoy en día sabemos que este músico era miembro de pleno derecho del grupo y se encargó de tocar guitarras eléctricas y acústicas (parecía lo obvio). Junto a él estaban: Jean François André (violín y viola de gamba), Jorge Calvo (bajo y melotrón) y Raul Garrido (batería y percusión), además de -claro está- José Carlos Molina a la voz, flauta, piano, órgano, mellotrón, timbales cromáticos, armónica, campanas tubulares y látigo. Tan buen sabor de boca me dejó la canción compuesta por Eduardo García que durante años me ocultó la siguiente, 'El Expreso' , la cual escuchaba yo de pasada tras repetir varias veces la anterior. Como en la mayor parte del disco, aún hoy en día sigo haciendo un gran ejercicio para olvidarme de la voz de Molina y me concentro en la parte instrumental para disfrutar ampliamente de la música, y eso que aquí está más comedido...
No es el mejor disco del grupo pero a mí siempre me apetecen escuchar "El Flautista" y "La Llegada de los Dioses". Muchos fans comparten la opinión de un crítico musical que en su momento comentó que ÑU nunca han superado el nivel alcanzado con su debut "Cuentos de Ayer y de Hoy" del año 1978 (con clásicos como el tema título, 'Preparan', 'Algunos Músicos fueron Nosotros' o 'Paraíso de Flautas'), sin embargo yo me quedaría antes con los discos "Acorralado por Ti" de 1984 (¡me gustan todas las canciones!) y "El mensaje del Mago" de 1987 (también destacaría práctiamente todas). Quizá algún día tenga un lapsus y les dedique un post a cada uno de ellos...
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